jueves, 6 de marzo de 2008
El libro-objeto
TRAMPAS PARA CAZAR FUTUROS LECTORES
Ponencia leída en el 2º Espacio para la Educación Inicial (6 y 7 de mayo de 2006, 32º Feria Internacional del libro, Buenos Aires) y en el VI Encuentro Jitanjáfora "La literatura y la escuela" (15 al 17 de junio de 2006, Mar del Plata).
Primera trampa
Me la hicieron mis padres. Llenaron la casa de libros, puestos en bibliotecas abiertas y, lo principal, con libros en doble fila.
Me provocaron. (...)
Hay que jugar con los libros, los libros son seres increíblemente aptos para el juego. Fácilmente vinculables a la primera infancia hay libros que enseñan cosas como los colores, los números, las formas y los opuestos... pero no hay que olvidar que los mismos libros son altos y bajos, muchos y pocos, gordos y flacos. El libro es una imagen. Hay que usarla de ejemplo, tornarla familiar.
El libro tiene que estar al lado del sonajero, y no importa que se rompa, se mastique o se babee: el bebé tiene que comer libros (libros de papel, o de cartón, no de plástico, porque el libro es un objeto deteriorable, y es bueno que la persona aprenda de qué se trata ese objeto desde la cuna).
Siempre dije que cuando se trata de libros es muy común que se dé protagonismo a la letra por sobre todo, y en el caso de los libros ilustrados, dar importancia a uno solo de los discursos es un desperdicio. Ahora estoy diciendo de ir más allá y ver el libro, lúdicamente.
El libro ES un objeto, sirve para todo, hay que jugar con los libros, hay que leerlos y después (o antes) apilarlos para formar un puente por el que, por arriba o por abajo, pase un autito; o una cuna donde duerma una muñeca. Los diversos formatos de libros permiten montones de posibilidades.
Leer, mirar y usar. Leer los textos, mirar las ilustraciones, usar el objeto. Todo se transforma en un acto de lectura. Lectura de textos, lectura de ilustraciones, lectura del objeto.
(...)
Segunda trampa
Ya he dicho en varios artículos y ponencias y en mi libro teórico, que el libro-objeto puede definirse como un libro en donde textos e imágenes juegan dentro de un soporte que ya no es más el de formato tradicional, porque al diseño gráfico se ha sumado el diseño industrial.
Pues bien, eso es un libro-objeto. Ahora voy a ir más allá para hablar de los "libros ilegibles" de Bruno Munari.
Munari nació en Milán en 1907 y murió en 1998. Fue un artista famoso no sólo por su producción sino también por sus experiencias y estudios de identificación del arte, del juego y del aprendizaje creativo según la inteligencia de los niños. Según él la "fantasía es una facultad de la mente que hace posible inventar imágenes que difieren de la realidad, sea en detalles o enteramente, imágenes que pueden ser imposibles de realizar en términos prácticos", mientras que creatividad "es una capacidad productiva donde imaginación y razón están combinados, por lo tanto el resultado obtenido puede ser prácticamente siempre realizado".
Vuelvo al rescate de sus "libros ilegibles". A diferencia de los libros-objeto definidos más arriba, el soporte es el mismo de los libros convencionales, sólo que sin texto y sin ilustrciones. Todo se arma con la historia visual que el lector debe construir manipulando el libro. La imagen es el propio libro. Se mantiene el concepto de códice, pero el relato se arma a partir del mismo objeto y la comunicación entre sus partes.
Un libro fácil de hacer con los chicos que favorecerá la familiarización con todos los libros, ideal para jugar con los más pequeños. Ideal para jugar uno mismo ¿no me digan que no les da ganas de ponerse ya mismo a hacerlo?
(...)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)